lunes, 10 de enero de 2011

Billie y el Burro

Nos escribe Sharon sobre su Boxer, Billie, de 3 años:

Una vez más tengo que darles las gracias por todo lo que nos han enseñado de cómo manejar a nuestra perrita cariñosa y energética. Lo pasó super bien en la playa con nosotras. Es la perra que siempre queríamos tener—divertida, amigable con otra gente y otros perros, bien portada y paciente. Quiero contarte una historia sobre ella…

En la playa tuvimos un día espantoso con Billie. En la mañana, la sacamos a caminar por la laguna, ella vio un burro y se disparó a perseguirlo como loca. No había forma de que regresara con nosotras. Billie y el burro se estaban persiguiendo por todos lados, se fueron muy adelante de nosotras y yo estaba aterrada de que el burro la matara con una buena mordida o patada. En algún momento Billie se cansó y la alcanzamos. Pero todo ese día siguió muy desobediente—perseguía a gente, perros y todo lo que se moviera y NO nos hacía caso para nada! Yo me saqué mucho de onda y llegué a pensar que íbamos a tener que regresar a casa antes de tiempo, que eso sería mejor que tener a Billie amarrada por una semana más.

Me sentía terrible cuando de pronto se me vino una idea. Le dije a mi compañera, Adriana, “Vamos a la playa a trabajar con Billie!” Y así lo hicimos. Empezamos con la correa normal y los ejercicios básicos como sentado y quieto. Luego usamos la correa larga y Adriana sirvió de distracción. Luego llegó el amigo perruno de Billie, Jack, de la casa de al lado y él también fue una gran distracción. Después de menos de una hora de trabajar con Billie, se calmó y empezó a obedecer, aunque estaba temblando de emoción por las ganas que tenía de jugar con Jack. Finalmente dejamos que jugara en las olas con Jack y ya no tuvimos ningún problema con ella. Una y otra vez durante días después nos sentimos agradecidas por las clases que tuvimos con ustedes y todo lo que aprendimos sobre el manejo de Billie. ¡MIL GRACIAS!

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